El corsé que salvó la vida de Isabel II

El corsé de la reina se conserva actualmente en el Museo Arqueológico Nacional y no se expone al público
Fot.: ABC

El 2 de febrero de 1852, mes y medio después de haber dado a luz a la primera de sus hijas, la Reina Isabel II iba a salir de palacio para agradecer a la Virgen de Atocha el nacimiento de su primogénita en la ‘misa de parida’, como era costumbre para la familia real. El sacerdote Martín Merino y Gómez, ya viejo conocido antimonárquico, decidió aprovechar el momento para  asesinar a la reina.
El golpe del estilete de 20 cm de largo, amortiguado por el recamado de oro del real manto, dio al fin con las ballenas del corsé que estilizaba su figura y desviaron la puñalada causándole un rasguño que tiñó de sangre su ropa interior. El estilete no estaba envenenado y la reina sobrevivió sin complicaciones al ataque.
Como prueba de su autenticidad en 1858 un notario firmó y confirmó que ‘Los encargados del guardarropa certifican su autenticidad, Madrid, 27 de noviembre de 1858. V.Vallejo. Notario’.

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